Con el Payador Eléctrico desaparecido, nos vimos derrotados y decidimos escapar.Rolf Tangvald había previsto todo y nos aguardaba a orillas del mar Mediterráneo con un velero listo para partir.
Vi a los soldados de Jupiterium agitar sus brazos inútilmente para alcanzarnos.
-Hacia donde vamos?- pregunté.
-Estaremos pisando las costas de Grecia en unos días- contestó Tangvald.
El viento acarició el barco, suavemente surcamos las aguas.
El Sodero Homérico pasó la noche entretenido con uno de sus maniquíes preferidos (Glorieta era su nombre) y Jebús Rastaman se dedicó a molestar a los seres de las profundidades con el sonido de su guitarra.
Desperté sobresaltado a la mañana siguiente, los gritos de Rolf Tangvald pinchaban mis oídos.
-Nos atacan, nos atacan.
Subí corriendo a cubierta, ya casi no teníamos proa y las balas de cañón nos pasaban muy cerca.
-Hay que abandonar el navío- gritó Rolf.
-Nos tiramos a babor o a estribor?- preguntó Jebús.
Yo lo tomé de la guitarra y salté con el (no me acuerdo en que dirección) .
Nadamos desesperados, perdimos a Tangvald.
Nos encontramos flotando sin rumbo, escribo este texto en unas cuantas servilletas que Jebús guardó entre sus cabellos.
Espero que nos encuentren pronto.
Nota: En la foto vemos a Jebús Rastaman y al Sodero Homérico buscando a Rolf Tangvald entre las olas.
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