viernes, 6 de enero de 2012

Cercados en la costa...

Luego de unos días en el mar, tocamos la costa.
Rolf Tangvald no dio señales de vida.
Nos preguntábamos quien nos había atacado y en donde estábamos.
-En Grecia-explico un faisán.
-Bueno, por lo menos llegamos a destino-dijo Jebús Rastaman.
-Y la coraza de nuestro barco también-contesté yo viendo el navío en la arena.
Acampamos esa noche en la playa escuchando al Sodero Homérico llorar por haber perdido a su amado maniquí Glorieta.
Jebús logró comunicarse con un par de comadrejas que se encargaron de conseguirnos alimento.
Yo por mi parte encendí el fuego.
-Oh mi querida Glorieta...¿Por qué?¿Por qué me has abandonado?-lloraba el Sodero mientras tallaba un nuevo maniquí con madera de Zumaque-.Nadie será capaz de suplantarte Glorieta.
Cuando despertamos al otro día, un gran barco pirata nos vigilaba no muy lejos de la costa y sus cañones apuntaban hacia nosotros.
-Levanten las manos y arrodíllense-gritó una potente voz-. Háganlo o dispararé.
Dejaré de escribir para saber que pasa.

Nota: En la foto vemos el encuentro entre Jebús Rastaman y el Sodero Homérico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muyyyyy grossso el payador!!!!!!