
Eran alrededor de las doce del mediodía cuando tomamos el tren desde Mongolia con rumbo a Rusia guiados por la carta.
Estaba sentado mirando por la ventana cuando un papel muy antiguo y amarillo se pego al vidrio.
-Agarralo antes de que se vuele-me dijo Tangvald.
El papel estaba algo mojado y lo tomé fuertemente con mis manos antes de leerlo.
Decía esto:
"Crónicas de un mundo cosaco" por el Payador Eléctrico:
El mundo se volvió un cosaco bailarín de piso madera y telón rojizo.
Ahora no lo podemos parar porque aunque nos cueste admitirlo, nos gusta el rumbo que sigue.
Y en esta maquinária bochornosa, sentimos mucho más el frío que en otros lados.
Donde los dientes muerden lenguas propias y los ojos se derriten solos de consumir tanta t.v por cable-antena.
Nota: La foto la tomé desde el tren mientras viajabamos.
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